AUDIENCIAS, TELEVISIÓN Y EDUCACIÓN: UNA DECONSTRUCCIÓN PEDAGÓGICA DE LA «TELEVIDENCIA» Y SUS MEDIACIONES

El impacto de la Televisión y los medios tecnológicos en el proceso educativo en estos tiempos representa un elemento de singular importancia para su análisis y estudio, y con unas características bien particulares que hacen indispensable el establecimiento de mecanismos de control para regular en términos pedagógicos la calidad de sus mensajes. Los televidentes y los internautas interpretan los mensajes recibidos en función de su entorno cultural en los diferentes ámbitos (nivel educativo, religión, género, edad, clase social, etc.), y los emisores de mensajes tienden a expresarlos según sus propios intereses y motivaciones específicas, de allí que surgen los procesos de transculturización, que en un momento dado pueden resultar nocivos para los receptores de dichos mensajes. Adicionalmente todos los individuos perciben e interpretan de manera completamente diferente esos efectos mediáticos. Así es que podemos observar por ejemplo que un niño que ve una película cuya trama implica la existencia de un héroe y un villano, se vincula por excelencia con el héroe y otro que comparte la misma película establece ese vinculo con un personaje diferente al héroe, marcando huella además en el comportamiento posterior de ese niño. Y en el caso de los adolescentes y adultos sucede lo mismo.
Por otra parte y como accidente colateral, se crean escenarios poco racionales en términos de contacto natural de los sujetos y su medio ambiente, quebrándose de esta manera la lógica interacción entre estos. Es el caso por ejemplo de la interacción con los video juegos; los participantes se abstraen y focalizan su atención en estos de una forma tan intensa que alteran su comportamiento conductual significativamente. Algunas personas sugestionadas por elementos subliminales tienden a consumir productos y otras por el contrario a no hacerlo, individuos que se tornan violentos cuando otros se vuelven pasivos y meditabundos, sujetos que se apartan de su realidad y sujetos que se sumergen más agudamente en la suya.
Las personas como elementos objetos de estos efectos mediáticos sufren alteraciones en su actitud, pensamiento y percepción, además que sufren variaciones en su interacción social y su sentido de participación. El aspecto emocional no escapa a estas transformaciones y también se ve afectado con penetrante intensidad, así es que podemos ver por ejemplo amas de casa que como asiduas teleaudientes de novelas sufren grotescos cambios de humor producto de la inmersión en las tramas, y en algunos casos hasta reorientan su conducta en función de ellas, pasando de la alegría a la tristeza con una vertiginosa velocidad. Otro ejemplo de esto son las competencias deportivas televisadas, que pueden generar estados de ánimo de competitividad o de sentimientos de animadversión en el público por lo general en edad juvenil.
El aspecto del lenguaje y referentes culturales autóctonos y primigenios también se ven afectados por esta influencia de la TV y la tecnología, y es por eso que observamos a diario como afecta particularmente a nuestros niños y sin darnos cuentas modificamos nuestras costumbres y modismos. Tal es el caso por ejemplo de la inserción en nuestra cultura de las fiestas estadounidenses de Halloween y la remisión a segundo plano de nuestra propia idiosincrasia en este sentido. En el caso del lenguaje observamos a diario, sobre todo en nuestros niños, adolescentes y jóvenes el giro inesperado que dan en su expresión, proporcionándole un vuelco profundo y adquiriendo elementos de penetración cultural foránea.
Desde otras perspectivas los consumidores de tecnología acentúan su interés y potencian su consumo de forma compulsiva y cambian incluso sus autenticas estructuras de comunicación. Como ejemplo podemos citar el caso de los BlackBerry, Teléfonos celulares, uso de Twitter y redes sociales, Correos E-mail, y pare usted de contar. Generándose de esta forma, por una parte un descenso en el poder adquisitivo de los consumidores y un proyectado incremento en los ingresos de los proveedores de estos medios. En el caso de la red la multiplicidad de productos, bien sea de naturaleza tangible o intangible (elementos virtuales), y su fácil percepción ya sea visual o auditiva impulsan un desmedido consumo con las elementales consecuencias que esto conlleva, y las cuales pueden ser de tipo cultural, económico, social y hasta de orden político.
El comportamiento y la conducta de los receptores también se ve profundamente modificado, y esto es lo que explica que una persona en comunicación de tipo verbal presenta elementos de introversión que se pueden revertir drásticamente y con visos de inversión proporcional cuando la comunicación es de tipo escrito, por lo que podemos ver mensajes más extrovertidos bajo el amparo de la ausencia presencial.
En el ámbito televisivo las audiencias definen según sus propios criterios y percepción el significado de diversos programas y de la misma televisión, en contraposición a los sentidos, intención y énfasis que pretenden dar los productores. Los factores institucionales, estatales y/o gubernamentales son también elementos que inciden de manera diversa en los impactos de estos mensajes, llegando incluso en algunos casos a interferir con factores ideologizantes, lo cual puede resultar nocivo en términos de libertad de expresión.
Desde la perspectiva educativa y orientada ya hacia los niños, jóvenes y adolescentes se considera prudente y necesariamente indispensable la mediación o guía de un profesional de la docencia para canalizar adecuadamente esta interacción. De ahí que se estima que una influencia netamente pedagógica y muy bien planificada en términos de entorno cultural y medios debe resultar en la consecución de metas y logros altamente positivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario